La respuesta a esa pregunta es útil porque puede contribuir a comprender mejor la realidad económica del presente.
Índice
1. Presentación
2. Premisa
3. Desarrollo de la tesis
4. Objetivo
5. La influencia racionalista en la economía
6. La ortodoxia racionalista
7. Teoría y práctica
8. Antecedentes históricos
9. Conclusiones
1. Presentación
Para comprender el comportamiento de la economía hay que tomar en cuenta la evolución filosófica, política, social, religiosa y científica del mundo, porque mirar en forma aislada y específica los hechos económicos no es suficiente.
De la consideración de esos hechos surgen tres preguntas interesantes:
¿Es la economía una disciplina empírica o una disciplina racionalista?
¿Cómo han evolucionado los conceptos económicos?
¿Se justifican las medidas de austeridad que limitan el crecimiento económico?
2. Premisa
Pienso que la crisis económica que sufre el mundo actualmente es consecuencia de la postura racionalista de los líderes de las más importantes naciones, que siguen aferrados a conceptos económicos racionalistas y no toman en cuenta la verdadera realidad. Un concepto económico típico de la lógica racionalista es, por ejemplo, el concepto de equilibrio presupuestario, es decir, que los gastos no deben superar los ingresos y, en consecuencia, que debe evitarse el déficit de las finanzas públicas. La aplicación estricta de ese concepto es la causa de la crisis económica en este momento en Europa, porque la troika integrada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional están exigiendo a los países una cifra máxima de déficit fiscal para los próximos años. El problema es que la aspiración de la troika europea no considera un hecho lógico y, además, cierto: si los países tienen una situación de déficit en sus finanzas públicas es porque sus economías han crecido o están creciendo y ello, lejos de ser algo negativo, es positivo. La solución, pues, no puede ser reducir el gasto público sino incrementarlo en la cantidad suficiente para atender las necesidades de la economía. Los gobiernos tienen libertad para incrementar el gasto público de sus países. Pero la posición racionalista ortodoxa no permite esto. Y esa inflexibilidad conceptual es la causa de la crisis. La solución es cambiar de manera de pensar y considerar el déficit en su justa dimensión: el déficit de las finanzas públicas o privadas revela que hay un proceso de crecimiento económico y ello es bueno; el déficit per se no es algo malo. Sólo hay que adecuar los medios financieros a las necesidades reales de la economía: imprimir más dinero; esa es la respuesta práctica, empírica y lógica.
La población del mundo tiene derecho a una vida mejor. Las medidas de austeridad que restringen el crecimiento económico constituyen una injusticia. Si bien es cierto que el patrón de crecimiento de la población y el patrón de consumo de los recursos naturales seguido hasta ahora es insostenible en el tiempo, la respuesta frente a esos retos no debe ser la restricción económica, que somete al desempleo y a la pobreza a la mayoría de la población, incluso en las naciones industrializadas.
Para el año 2011 se estima que la población mundial alcanzó a 7.000 millones de personas y las proyecciones a mediano y largo plazo son catastróficas.
Por ello es necesario crear un nuevo modelo de desarrollo que tome en cuenta la necesidad de reducir el crecimiento de la población, la escasez de recursos naturales en general y del agua y petróleo en particular, así como conservar los pocos bosques que aún quedan en el planeta, especialmente la Amazonia.
El problema es que el liderazgo mundial está más preocupado por el dinero de los presupuestos que por los verdaderos problemas que amenazan a mediano y largo plazo la supervivencia de la humanidad.
3. Desarrollo de la tesis
La práctica económica precedió al estudio de las ideas económicas. El hombre primero fue recolector, después cazador, pescador, organizó la sociedad, descubrió la agricultura, la construcción, la cerámica, los metales, el comercio, las herramientas, creó un medio de cambio, primero el trueque y después la moneda y muchos siglos después fue cuando comenzó a estudiar el por qué, para qué y cómo funciona la economía. En la Antigüedad, los filósofos de Grecia dieron los primeros pasos; luego, en la Edad Media, destacaron figuras como Santo Tomás de Aquino y los escolásticos y el también sacerdote Nicolás Oresme, pero fue a partir del siglo XVI, en la Edad Moderna, cuando realmente la economía comenzó a ser estudiada formalmente como disciplina intelectual.
La realidad toda y la realidad económica en particular, que comprende el trabajo humano, la producción y distribución de los frutos de ese trabajo existió y existe en forma independiente de lo que el hombre piense sobre ella. No existe pues identidad absoluta entre la realidad económica y el pensamiento económico. La identidad entre la realidad económica y el pensar económico, es decir, entre teoría y práctica es relativa; teoría y práctica no siempre coinciden.
La realidad económica es empírica, existe, está ahí, se puede comprobar en todas las sociedades, desde las más primitivas a las más avanzadas. Lo que es diferente en la realidad es el método de estudio, el método para comprender la realidad. Eso fue lo que llevó a los filósofos a distinguir entre Racionalismo y Empirismo. René Descartes (1595-1650), el padre del Racionalismo, en su ensayo Reglas para la Dirección del Espíritu, decía que el descubrimiento del método apropiado es la clave para el avance de la ciencia.
El Racionalismo asegura que el conocimiento proviene de las ideas. El Empirismo argumenta lo contrario, es decir, que el conocimiento proviene de la práctica. Pero existe una síntesis dialéctica entre esos dos opuestos, que es el Intelectualismo, el cual estima que el conocimiento proviene de la conjunción entre ideas y práctica. El Intelectualismo representa un avance hacia la verdad epistemológica porque el verdadero conocimiento no puede ser absolutamente racionalista o absolutamente empírico; el conocimiento verdadero tiene su sustento en la teoría y en la práctica en forma conjunta, pero no en una u otra en forma excluyente.
No se pude obtener una visión de la evolución del pensamiento económico sin considerar, además, la influencia que tuvieron los grandes filósofos en el campo ontológico, epistemológico, político y social. Esos elementos constituyeron los factores determinantes del posterior desarrollo del pensamiento económico. Por ello es necesario destacar la contribución de los filósofos de la Edad Antigua, de la Edad Media y la Edad Moderna, entre ellos Jenofonte (430-355 A.C.), Platón (427-347 A.C.), Aristóteles (384-322 A.C.), San Agustín (354-430), Santo Tomás de Aquino (1225-1274) y los escolásticos, Francis Bacon (1561-1626), Thomas Hobbes (1588-1679), René Descartes (1595-1650), Jean B. Colbert (1619-1683), John Locke (1632-1704), Baruch Spinoza (1632-1677), Gottfried Leibniz (1646-1716), George Berkely (1685-1753), Francis Hutcheson (1694-1746) y David Hume (1711-1776).
En realidad no se debería atribuir a un pensador o a un grupo específico de pensadores la exclusividad de la creación de los estudios económicos; la economía fue evolucionando en el tiempo y a ello contribuyeron muchos pensadores, entre ellos vale citar a los siguientes:
a) Nicolás Oresme (1320-1382), quien debe ser considerado el fundador de los estudios de economía monetaria por su libro Tratado sobre el Origen, Naturaleza, Leyes y Alteraciones de la Moneda (1360);
b) El comerciante Thomas Mun (1571-1641), fundador de la economía, por su libro La Riqueza de Inglaterra por el Comercio Exterior (1664), publicado en forma póstuma, en el que realiza un amplio trabajo que comprende diversos aspectos de la economía, como su concepto sobre la riqueza de las naciones, teoría de la moneda, balanza de comercio, capital financiero, doctrina de la exportación del trabajo, teoría de los precios, teoría de la distribución interna del numerario, entre otros aspectos; Mun es el más importante exponente del Mercantilismo, doctrina que consideraba que el gobierno debía intervenir para promover y proteger a los empresarios nacionales y que el comercio internacional y la posesión de metales preciosos, oro y plata, eran la causa de la riqueza de las naciones. Los mercantilistas fueron los creadores del concepto de balanza comercial. En su estudio sobre la obra de Thomas Mun, el investigador E.A. J. Johnson escribió lo siguiente: “Es en extremo singular la impresionante semejanza de organización entre el libro de Mun y la Riqueza de las Naciones.” (1) Este libro de Adam Smith apareció en 1776, o sea, 112 años después del libro de Mun, lo cual hace presumir que tuvo importante influencia en el pensamiento de Smith.
c) El médico William Petty (1623-1687), fundador de la economía, quien difiere de los mercantilistas al considerar que la intervención del gobierno en la economía puede causar efectos negativos; Petty aseguraba, además, que la economía debía ser medida para ser comprendida y por ello escribió su famoso libro Aritmética Política (1676) publicado en forma póstuma;
d) Richard Cantillon (1680-1734), fundador de la economía, quien escribe una obra pionera de la economía: el Ensayo sobre la Naturaleza del Comercio en General (1755). La obra de Cantillon comprendía importantes aspectos: su visión sobre la riqueza, precio, valor e interés, circulación del dinero, el aumento y la disminución de la cantidad de dinero efectivo en un país, la cuestión demográfica, el comercio exterior y la utilidad de un banco nacional. El trabajo de Cantillon, pues, es esencial a la hora de considerar el origen del pensamiento económico moderno. Cantillon coincidía con los mercantilistas en un aspecto esencial: que el oro y la plata determina la grandeza relativa de los Reinos y con los fisiócratas en que la tierra es la fuente principal de donde se extrae la riqueza.
e) El también médico Francoise Quesnay (1694-1774), fundador de la Escuela Fisiocrática por su libro Tabla Económica (1758); los fisiócratas consideraban que la agricultura era la fuente de la riqueza de las naciones. La Escuela Fisiocrática es considerada la primera escuela de pensamiento económico, la cual adoptó para sí el concepto desarrollado por Vincent de Gournay (1712-1739), laissez faire et laissez passer, concepto que se convertiría más tarde en una de las ideas básicas del Liberalismo Económico.
Petty y Quesnay, en tiempos diferentes, combinaron la observación práctica de la realidad económica con su conocimiento práctico de la fisiología y la anatomía y dedujeron que la economía funciona en forma análoga a como funciona el cuerpo humano.
f) Anne Robert Jacques Turgot (1721-1781) es la figura más descollante de la Fisiocracia después de Quesnay. Su libro, Reflexiones sobre la formación y distribución de la riqueza (1776) y sus obras filosóficas respecto a la evolución del conocimiento ocupan un lugar importante en la historia del pensamiento económico.
g) Antoine Montchréstien, quien utiliza por primera vez el concepto de economía política en su libro Tratado de Economía Política (1868).
h) Precursores del Liberalismo Económico: Jean Bodin (1530-1596), con su obra La República de (1576), hizo una fuerte defensa de la propiedad privada. William Petty, Francoise Quesnay y Richard Cantillon fueron, además, los pioneros de las ideas liberales en la economía, ideas que desarrollaría después Adam Smith (1723-1790). Petty y Quesnay consideraban que la economía debía gozar de la misma libertad que existe en los procesos de la naturaleza. Ambos se opusieron a los controles a la economía que imponía la doctrina dominante de su época, el Mercantilismo. Cantillon era también un intelectual de ideas liberales, como lo confirma W. Stanley Jevons en su ensayo Richard Cantillon y la Nacionalidad de la Economía Política. (2) Otro precursor del pensamiento liberal fue Thomas Hobbes (1588-1679) y su obra Leviathan (1651).
4. Objetivo
El propósito de esta tesis es demostrar:
a) Que los primeros desarrollos del pensamiento económico, tanto en la Antigüedad como en la Edad Media y luego en el siglo XVII tuvieron un origen racionalista esencialmente. Los primeros economistas, Santo Tomás de Aquino, Nicolás Oresme, Thomas Mun, William Petty, Antoine Montchréstien y Francoise Quesnay, entre otros, crearon la base teórica de la economía moderna. Algunos, como William Petty y Francoise Quesnay emplearon las matemáticas para sustentar sus ideas y, de esa manera, crearon un nuevo método para el estudio de la economía; su contribución fue, pues, más que todo una contribución metodológica, es decir, enseñaron cómo aplicar el cálculo y la lógica matemática y lo que hoy en día es la estadística al estudio del fenómeno económico. Los economistas de la Escuela Clásica, Adam Smith, Thomas Malthus, David Ricardo, Jean Baptiste Say, John Stuart Mill y Karl Marx emplearon también el método racionalista. Pero dos de ellos, Adam Smith y Karl Marx fueron más allá y basaron sus teorías en la observación de la realidad económica de su tiempo, es decir, emplearon, además, el método intelectualista, o sea, la combinación del estudio de la teoría y la práctica económica y esa fue la causa de la gran influencia de Smith y Marx.
Vale destacar, asimismo, que en la medida en que el estudio de la economía fue avanzando en el tiempo hacia el siglo XX, el pensamiento económico fue retomando la tendencia racionalista. Esta afirmación se puede comprobar por tres hechos: a) La separación, en el siglo XX, de la economía de la política y su conversión en disciplina ascética con método y conceptos propios, b) El uso preferente de la matemática para explicar los fenómenos económicos, consolidando de esa manera la tendencia racionalista y c) El apego a la lógica racionalista ortodoxa y la incapacidad para aceptar que otras soluciones son posibles. Esas fueron algunas de las principales causas de los problemas económicos del siglo XX y siguen siéndolo en el siglo XXI, porque la economía ha ignorado que su misión debe ser el bienestar de toda la humanidad y no solo el bienestar de una minoría. Esta afirmación la confirma un hecho perfectamente comprobable: la mayor parte de la población del mundo es pobre y/o extremadamente pobre.
La economía del siglo XX y del siglo XXI se ha convertido en una disciplina en la que sólo importan números y no el bienestar de la gente. Para cumplir con ese objetivo, en el año 2011, en Europa, rebajaron los salarios de los trabajadores, las pensiones, redujeron los gastos de salud, educación y otros servicios públicos, generando un inmenso desempleo, porque para los gobernantes racionalistas lo importante es el equilibrio presupuestario, un concepto ortodoxo, que es para algunos un axioma, casi un dogma de fe, pero que nada tiene que ver con la realidad de la vida de las personas ni de las naciones.
b) Que el pensamiento económico experimentó su proceso de evolución más intenso entre los siglos XVI y XIX. Las dos doctrinas político-económicas que han dominado al mundo, el Capitalismo y el Comunismo y/o el Socialismo surgieron entre esos siglos. En el siglo XX el pensamiento económico tuvo un desarrollo limitado si se compara con el avance de los siglos anteriores aunque numéricamente pueda existir una mayor cantidad de economistas y trabajos económicos en este período. La excepción del siglo XX es la gran influencia ejercida por John Maynard Keynes, cuyas teorías si tuvieron un impacto importante en la economía mundial. En oposición a los postulados de Keynes, a partir de los años setenta del siglo XX aparece el trabajo de Milton Friedman (1912-2006) y la Escuela de Chicago, cuya concepción neoliberal ejercería otra importante influencia a nivel global, ya que fue adoptada como política económica por los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos e impuesta al resto de las naciones a través del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Keynes y Friedman son, pues, los más emblemáticos economistas del siglo XX, por la influencia práctica que ejercieron sus teorías.
c) Que no se debería atribuir a un solo pensador, como Adam Smith (1723-1790) la paternidad de la economía, porque, como se dijo en epígrafes anteriores, antes de Smith otros filósofos hicieron importantes aportes al estudio de la economía y a la idea liberal.
d) En el campo filosófico opuesto, es decir, en el campo de las ideas comunistas y/o socialistas ocurrió algo similar. Se atribuye a Karl Marx (1818-1883) la creación del Socialismo Científico, pero antes de Marx se debe reconocer también que un conjunto de pensadores habían hecho significativos aportes al pensamiento socialista; entre ellos vale citar a Francoise Babeuf (1706-1797), J.J. Rousseau (1712-1778), William Godwin (1756-1836), Henri Saint-Simon (1760-1825), Robert Owen (1771-1858), Charles Fourier (1772-1837), Pierre Proudhon (1809-1865) y Louis Blanc (1811-1882), entre otros filósofos.
5. La influencia racionalista en la economía
Algunos conceptos económicos importantes no existen en la realidad; son sólo abstracciones, creaciones intelectuales y nada más. Conceptos económicos importantes son aquellos que ejercen influencia directa sobre muchas personas en el mundo entero, como el concepto de libre mercado y competencia perfecta, bases del Liberalismo Económico. Pero el libre mercado y la competencia perfecta son sólo ideas, algo inexistente en la realidad económica. Esta inconsistencia entre idea y realidad no ocurre en las ciencias naturales, ya que los postulados de las ciencias naturales coinciden claramente con los hechos: el calor dilata los cuerpos, la tierra rota sobre su eje imaginario cada 24 horas; la anatomía enseña la estructuración del cuerpo humano y todas estas ideas son perfectamente comprobables en la realidad. Pero las leyes de la economía no. Las leyes de la economía no son exactas ni inexorables. Las leyes del mercado ---oferta y demanda--- son burladas fácilmente por los agentes económicos; por ejemplo, ante una sobreproducción de cualquier producto los especuladores eliminan la sobreoferta y provocan escasez para mantener o elevar los precios. De manera que el mercado no funciona en forma espontánea ni ordenadamente; el mercado es manipulado por los agentes económicos a su conveniencia, por ello, constituye un error creer que el mercado opera de acuerdo a determinadas leyes. El mercado es un caos generado y utilizado para su propio beneficio por los agentes económicos. Usted puede burlar las leyes del mercado, pero usted no puede impedir que las leyes de las ciencias naturales se cumplan. Esa es la diferencia fundamental entre las ciencias naturales y las disciplinas como la economía. La economía, pues, no es una ciencia por la razón simple de que sus postulados no son verdades comprobables y permanentes como si lo son los postulados de las ciencias naturales. La economía es una disciplina subordinada de la política, porque en todas las naciones las decisiones económicas más importantes, es decir, la política económica, es decidida por los políticos y los gobiernos conforme a criterios políticos esencialmente.
Otros conceptos como riqueza, valor y precio tampoco se diferencian claramente unos de otros en la práctica económica diaria. ¿Qué es riqueza? ¿Qué es valor? ¿Es lo mismo valor que precio? Las respuestas a cada una de esas preguntas puede ser completamente diferente una de la otra, lo que pone en evidencia que esos conceptos son relativos.
Formas de producción aparentemente superadas, como la esclavitud, siguen sin embargo existiendo y constituyen la base de la economía de muchas naciones en pleno siglo XXI, por ejemplo, en China y otras naciones del Asia, África y América. También ocurre en las naciones industrializadas, donde parte de la propia población nativa y emigrantes ilegales son sometidos a condiciones de esclavitud.
6. La ortodoxia racionalista
El pensamiento racionalista hace que políticos y economistas se aferren a conceptos e ideas fijas como el equilibrio presupuestario y las tasas de interés positivas y ello, en vez de resolver los problemas económicos del mundo, lo que hace es agravar la crisis económica, generar más pobreza y desempleo.
El déficit fiscal se soluciona fácilmente emitiendo más dinero; si hay déficit es porque la economía necesita más recursos; la solución, pues, es generar más recursos y no reducirlos.
El Racionalismo impide ver otros horizontes porque asume posiciones dogmáticas. Los políticos y economistas que piensan de esa manera creen que los conceptos que aprendieron en la escuela son inmutables; por ejemplo, aprendieron que debe haber un equilibrio entre ingresos y gastos y que el déficit es malo y no aceptan ningún punto de vista diferente a este. Ese tipo de conceptos es el que ha llevado a Europa a la crisis financiera actual; la crisis comenzó el año 2008 con la caída de los grandes bancos de Estados Unidos y Europa.
El Racionalismo es dogmático, va por un solo carril y usualmente es incapaz de cambiar; por el contrario, el método de la ciencia es empírico, experimental y sujeto a comprobación permanente.
7. Teoría y práctica
Hechos como los mencionados anteriormente ponen en evidencia que existe una importante diferencia entre la teoría y la práctica económica. Algunos conceptos de la economía no coinciden con la realidad porque están sustentados en la apreciación subjetiva, racionalista, de fenómenos sometidos a un proceso de cambio permanente, cambios no sólo de forma sino de fondo, cambios estructurales y eso impide que puedan formularse leyes permanentes y universales en el campo de la economía. Cada economista o cada escuela de pensamiento económico tiene su propia visión de la economía; hay, pues, diferentes escuelas y pensamientos. A pesar de esto, se pueden identificar tres grandes corrientes que han gobernado el mundo en los últimos tres siglos, ellas son el Liberalismo Económico, base conceptual del Capitalismo; el Marxismo, base conceptual del Comunismo y el Socialismo y el pensamiento Keynesiano, que podría considerarse como una especie de síntesis entre los dos grandes opuestos, Capitalismo y Socialismo. Una cuarta corriente de pensamiento ha ejercido una importante influencia mundial a partir de los años setenta del siglo XX, el Neoliberalismo, creado para recuperar y fortalecer el Capitalismo.
El Capitalismo y formas avanzadas de Socialismo como las existentes en los países nórdicos han dominado el mundo occidental; mientras que el comunismo gobernó Europa Oriental y la Unión Soviética hasta 1989 cuando desapareció; sin embargo, el régimen comunista existe aún en China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba. De manera, pues, que las grandes concepciones económicas, Liberalismo, Socialismo y Comunismo han dominado y siguen presentes en el mundo.
El Capitalismo ha sobrevivido porque ha tenido la capacidad de corregirse a sí mismo; por el contrario, el Comunismo se acabó en la Unión Soviética y en Europa Oriental porque no fue capaz de abandonar sus conceptos ortodoxos para adaptarse a los requerimientos de la sociedad, es decir, se apegó a la base teórica del Comunismo y no adoptó medidas prácticas para salvarse. En cambio, el Capitalismo superó la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX adoptando medidas propias del socialismo, es decir, una mayor intervención del Estado en la economía; o sea, desechando temporalmente la ortodoxia capitalista. El capitalismo superó las crisis siguientes por la misma razón. Sin embargo, es necesario destacar que como consecuencia de la crisis financiera del año 2008, se ha puesto en evidencia un gran descontento de la población con el sistema económico en las naciones capitalistas occidentales, incluyendo a Estados Unidos e Israel. Los movimientos de protesta mundial tuvieron gran repercusión durante el año 2011. El problema es que el Capitalismo del siglo XXI no ha tenido la misma capacidad de rectificación del pasado y se mantiene aferrado a la ortodoxia capitalista lo que provocó la crisis del año 2008 y siguientes. El deseo de lucro sin límites empujó a los banqueros a apropiarse de los recursos de los clientes y, además, de los recursos que los gobiernos les proporcionaron para recuperar los bancos. La débil supervisión de los gobiernos provocó la crisis bancaria del año 2008 en las principales naciones capitalistas de Occidente.
Los líderes de la Unión Soviética pasaron por una situación similar en 1989 ya que fueron incapaces de adoptar medidas liberales, medidas capitalistas cuando el régimen comunista entró en crisis y por eso el comunismo desapareció en la Unión Soviética y en Europa del Este. En cambio, el régimen comunista chino ha sobrevivido porque ha realizado cambios económicos importantes, adoptando medidas de corte capitalista. Esto pone en evidencia que el extremismo en cualquiera de los dos sentidos, el capitalismo extremo y el comunismo o socialismo extremo no pueden sustentarse a largo plazo y que las sociedades buscan libertad y justicia económica.
8. Antecedentes históricos
8.1 Antigüedad
La Prehistoria comienza en la Edad de Piedra y se prolonga hasta el momento de la invención de la Escritura. La Edad Antigua comienza con la invención de la escritura y culmina con la caída del Imperio Romano en el año 476. El hombre ha realizado actividades económicas desde la Prehistoria, porque desde siempre ha tenido que producir bienes materiales y distribuir esos bienes para subsistir. Pero sólo en una etapa superior de conocimiento, en la Edad Antigua, comenzó a crear y estudiar conceptos económicos pero no en forma sistemática como para conformar una ciencia sino como parte de la inquietud filosófica general de la época. En la Antigua Grecia se inicia esa etapa superior del conocimiento gracias a los grandes filósofos. El término economía, por ejemplo, es atribuido a un antiguo filósofo griego, Jenofonte (430-355 A.C.), quien había dado los primeros pasos en el conocimiento de la economía como administración del hogar y en su relación con la agricultura. Se le reconoce también a otro filósofo griego, Aristóteles (384-322 A.C.), la primera reflexión teórica sobre el concepto de valor económico. Antes, Platón (427-347 A.C.) había estudiado el concepto de riqueza. Una institución económica fundamental del mundo antiguo era la esclavitud, fenómeno que se va a prolongar en los siguientes períodos históricos hasta el siglo XIX y que aún permanece vigente.
La Antigua Roma puso atención en algunos aspectos de la economía, pero el principal objetivo del Imperio Romano era el dominio político-militar del mundo occidental; por eso, para asegurar el poder, a la par del desarrollo militar perfeccionaron el derecho, que ha sido su principal legado intelectual al mundo. Desde el punto de vista económico debe destacarse el papel de personajes como Cicerón (106 A.C. - 43 A.C.) y el emperador Diocleciano (245-316). Cicerón en sus escritos expresó el pensamiento de la élite intelectual romana respecto al trabajo manual y la producción, a los que consideraba como actividades serviles, no honrosas. A pesar de esto, Roma alcanzó un alto nivel de progreso material y dejó obras que aun existen. Diocleciano pasó a la historia por su famoso Edicto sobre Precios Máximos, Edictum de Pretiis Rerum Venalium, promulgado en diciembre del año 301, mediante el cual pretendía controlar el problema de la especulación y la inflación. En dicho Edicto se establecía la pena de muerte para los especuladores.
Roma, en tiempos de Diocleciano, emprendió una política monetaria con la que buscaba no sólo abatir la inflación sino garantizar el dinero necesario para financiar el crecimiento de sus fuerzas militares. En ese tiempo, la emisión de dinero se hacía directamente en oro y plata, metales que siempre han sido escasos. Los historiadores aseguran que el control de precios de Diocleciano tuvo éxito mientras éste estuvo al frente del gobierno pero esta política no fue continuada por sus sucesores.
Diocleciano consideraba que la inflación no era un problema estrictamente económico sino que era propiciado por la avaricia de los comerciantes. El Imperio Romano, el más grande de la historia, no pudo finalmente sobrevivir; ello fue consecuencia, precisamente, de una creciente debilidad económica, promovida por el lujo de sus emperadores y nobles, el desprecio del trabajo productivo, el fomento de la esclavitud y el desprecio por los pobres, entre otras causas. La importancia de la inflación en la vida económica de las naciones la pone en relieve el historiador Ludwig Von Mises (1881-1973), quien en su trabajo “Observations on the Causes of the Decline of Ancient Civilizations” asegura que la inflación fue una de las causas de la caída del Imperio Romano.
Podemos decir que debemos al mundo antiguo conceptos económicos básicos, como la misma palabra economía, las primeras reflexiones sobre la teoría del valor, el concepto económico de riqueza y la primera política antiinflacionaria, avances que permitirían el posterior desarrollo del pensamiento económico.
8.2 Edad Media
La Edad Media comienza en el año 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente y dura hasta 1453 con la caída del Imperio Bizantino; otros autores opinan que se prolongó hasta 1492 con el descubrimiento de América, o sea, 1.016 años. La Edad Media se caracteriza por el dominio de la Iglesia católica sobre todas las instituciones del mundo occidental, la simbiosis estado-iglesia. Es el tiempo de la Inquisición. La principal característica económica de la Edad Media es la sustitución del modo de producción esclavista heredado de la Antigua Roma por un nuevo modelo político-económico, el feudalismo.
En este período histórico calificado como oscurantista, el pensamiento económico tuvo un avance limitado. Solo tres figuras destacan en esa época: San Agustín (345-430), Santo Tomás de Aquino (1225-1274) y los Escolásticos y Nicolás Oresme (1320-1382). San Agustín es un teólogo cuyas enseñanzas morales van a influir en sus sucesores como Santo Tomás de Aquino y los escolásticos, quienes buscan aplicar la doctrina de la iglesia católica a la vida económica y social. Santo Tomás de Aquino legó su obra inmortal, Summa Teológica, en el que planteó un tema central para la economía: el problema del precio justo, el interés y la usura.
El otro trabajo económico importante de la Edad Media es la tesis del sacerdote y matemático Nicolás Oresme (1320-1382), quien debe ser considerado el padre de la economía monetaria. En su libro Tratado sobre el Origen, Naturaleza, Leyes y Alteraciones de la Moneda, (1360), él asegura que la emisión de moneda debe estar en manos de los particulares y no de los gobiernos. Fue pionero al oponerse a la devaluación de las monedas mediante la reducción de las cantidades de metal precioso que ellas debían contener. Afirmaba que la acuñación de moneda por parte de los gobiernos debería tener como propósito sólo certificar su calidad y la cantidad de oro o plata. Oresme fue quien primero explicó por qué las monedas menos valiosas permanecen en circulación mientras que las de mayor valor son guardadas o fundidas por sus poseedores. En el siglo XIX le fue atribuido ese descubrimiento de Nicolás Oresme al inglés Thomas Gresham (1519-1579). En efecto, Thomas Gresham en una carta dirigida a la Reina Isabel I en el año 1558, aseguraba que las buenas y malas monedas no pueden circular conjuntamente, es decir, que si monedas que contienen metal de diferente valor tienen el mismo valor legal, las monedas compuestas por el material más barato serán las utilizadas para los pagos mientras que las de mayor valor material serán atesoradas o exportadas y por ello tienden a desaparecer de la circulación. Pero resulta que quien primero expuso esa idea fue Nicolás Oresme 200 años antes que Gresham.
8.3 Edad Moderna
La Edad Moderna se inicia a partir de 1453 ---con la toma de Constantinopla y/o el descubrimiento de América en 1492--- y culmina en 1789 con la Revolución Francesa. La Edad Moderna tiene, pues, una duración de apenas 297 años, pero en ese tiempo ocurrieron importantes eventos que marcarían un cambio definitivo para la humanidad como la Revolución Científica y el nacimiento del estado moderno. Con la Edad Moderna desaparece el dominio de la Iglesia católica sobre todas las instituciones de la sociedad y se abre la puerta al estado laico. El Renacimiento ocurre no sólo en la política, las artes y las ciencias, sino también en la filosofía y en la economía.
La principal característica económica de la Edad Moderna es la desaparición del modelo feudal y el nacimiento del Capitalismo Comercial primero y del Capitalismo Industrial después, es decir, la Revolución Comercial del siglo XVI y la Primera Revolución Industrial del siglo XVIII. A partir de entonces el pensamiento económico comenzó a experimentar un nivel superior de desarrollo. El comercio internacional y los asuntos monetarios y tributarios fueron los primeros temas que ocuparon la atención de las mentes más lúcidas de la época, por el impacto que ello ejercía sobre la sociedad en general. El modo tributario feudal fue sustituido por el sistema tributario del estado moderno.
El descubrimiento de América en 1492 cambiaría la perspectiva teórica de la economía y abriría las puertas al desarrollo del nuevo pensamiento económico. Las corrientes filosóficas de la época: Racionalismo y Empirismo ejercieron una importante influencia en ese sentido. Los racionalistas más importantes son René Descartes (1595-1650), Baruch Spinoza (1632-1677) y Gottfried Leibniz (1646-1716).
Los empíricos más relevantes son Francis Bacon (1561-1626), Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776).
Como se explicó en epígrafes anteriores, en la Edad Antigua y en la Edad Media el pensamiento económico tuvo una base esencialmente racionalista. Estamos hablando de las ideas de Jenofonte, Platón, Aristóteles, Cicerón, Diocleciano, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y Nicolás Oresme, ideas basadas más en la razón que en la práctica.
Pero en la Edad Moderna las cosas cambiaron porque ocurrieron hechos extraordinarios que como el descubrimiento de América generaron una nueva realidad material, como el desarrollo del transporte marítimo y del comercio intercontinental, hechos que obligaron a interpretar la economía de manera más realista. El estudio del fenómeno económico dejó de ser algo estrictamente filosófico y ético-religioso como lo había sido en la Edad Antigua y en la Edad Media para transformarse en un estudio más cercano a la realidad económica provocada por hechos como la Revolución Comercial y la Primera Revolución Industrial.
Es por las razones anteriormente indicadas que en la Edad Moderna surgió el mayor número de filósofos dedicados a estudiar el tema económico. El nacionalismo adquirió nuevos ímpetus en las naciones de Europa que trataban de obtener las mayores ventajas comerciales para sí. La riqueza de oro y plata de América fue saqueada por España y Portugal y llevada a Europa. Esa inmensa riqueza de oro y plata sirvió de base para la creación de una nueva teoría político-económica, el Mercantilismo, que consideraba los metales preciosos como la fuente de la riqueza de las naciones. El Mercantilismo, para favorecer el nacionalismo, pregonaba que el Estado debía intervenir para garantizar el desenvolvimiento económico de la sociedad. Los mercantilistas creían que poseer una balanza de pagos favorable era algo fundamental para conservar la supremacía económica y para ello proponían una serie de medidas proteccionistas para auspiciar las exportaciones y limitar las importaciones.
En oposición al Mercantilismo surgió una nueva idea político-económica, la Fisiocracia, o gobierno de la naturaleza. El principal exponente de esta concepción económica es el médico francés, Francoise Quesnay, (1694-1774), quien, como se explicó en la primera parte de este trabajo, consideraba que la economía es un sistema que funciona en forma equilibrada y armoniosa, tal como funciona el cuerpo humano y que por ello no es necesario que el Estado intervenga para orientar su funcionamiento. Consideraba que al igual que sucede en el cuerpo humano, cualquier perturbación en un cualquier parte del sistema afecta al resto del conjunto. Para los fisiócratas la tierra y, en consecuencia, la agricultura, era la principal fuente de riqueza, ya que es la única actividad que genera un excedente de recursos superior al utilizado en la producción, mientras que la industria y el comercio sólo generan lo indispensable para reponer los insumos utilizados.
8.4 Edad Contemporánea
La Edad Contemporánea se inicia en 1789 con la Revolución Francesa y se extiende hasta la detonación de las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, o sea, 156 años, entre 1789 y el año 1945. En este período histórico se distinguen siete momentos muy importantes: a) El desarrollo de la Economía Clásica, b) La Segunda Revolución Industrial que comienza a partir de 1860 con el descubrimiento del petróleo, el acero y la electricidad, c) La Primera Guerra Mundial, d) La Gran Depresión de los años 20 y 30 e) invención de la economía keynesiana, f) La Segunda Guerra Mundial y g) El descubrimiento de la energía nuclear en la década de los años treinta del siglo XX.
En este período histórico se ponen a prueba en forma práctica el Capitalismo y el Comunismo y/o Socialismo. Los tres sistemas han generado grandes injusticias y una masa gigantesca de pobres en el mundo entero, además de la destrucción de la naturaleza y del medio ambiente por medio de la contaminación, especialmente la destrucción de los bosques, la concentración de personas en las ciudades y el desarrollo de nuevas formas de esclavitud.
a) Desarrollo de la Economía Clásica
El período de la Economía Clásica se inicia en Inglaterra con la publicación del libro La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith, en el año 1776. Coloco el libro de Smith en la Edad Contemporánea porque ---aunque fue publicado trece años antes de la Revolución Francesa--- su influencia abarca la Edad Contemporánea y las siguientes etapas de la historia. Smith, en su libro, contradice las posiciones filosóficas del Mercantilismo, doctrina que promovía el control del Estado sobre las actividades económicas y atribuía al comercio y a la posesión de metales preciosos la riqueza de las naciones. Smith coincide con los fisiócratas en cuanto a la importancia de la tierra como factor de producción, pero no le atribuye a ella la única causa única de la riqueza de las naciones. Smith dice que la manufactura ocupa igualmente un puesto relevante en la creación de la riqueza y con sus ideas establece una nueva alternativa: el Liberalismo Económico. Cree que el Estado debe limitar su intervención y que la iniciativa privada debe gozar de libertad de acción. La obra de Smith si bien es esencialmente racionalista, deductiva, tiene matices empíricos y por ello podría enmarcarse también dentro del Intelectualismo, porque utilizó simultáneamente su capacidad deductiva y su capacidad para apreciar la realidad de su época.
En el período siguiente a la publicación de la obra de Adam Smith se publicaron en Inglaterra otros trabajos de significación, como los escritos de Jeremy Bentham (1748-1832), inspirador del utilitarismo, filosofía que pregonaba que la conducta humana está dominada por el deseo de placer y el desagrado del dolor. Bentham era un radical liberal y creía que el Estado no debía intervenir en la conducción económica de la sociedad. Bentham podría ser considerado un racionalista.
Luego, aparece una de la obras más discutidas de todos los tiempos, el Ensayo sobre los Principios de Población (1798) del sacerdote Thomas Robert Malthus (1766-1834). Malthus aseguró que la población tiende a aumentar a un ritmo superior que la producción de alimentos y que, en consecuencia, se debía ejercer control sobre el crecimiento de la población. En la actualidad, año 2012, han pasado 214 años desde la publicación del libro de Malthus y es ahora y en el futuro mediato cuando quizás se podrán comprobar con propiedad sus predicciones. El trabajo de Malthus ha sido desacreditado porque en su época la tasa de crecimiento de la población no alcanzó los niveles que había anunciado en sus predicciones. Otros críticos dicen que Malthus no fue capaz de imaginar los progresos tecnológicos que han permitido elevar la producción de alimentos. Eso es verdad. Pero la esencia del planteamiento de Malthus es cierta. Desde que Malthus hizo su predicción en el mundo ha existido hambre. Actualmente, en pleno siglo XXI, hay regiones donde la población muere por falta de alimentos. En otros lugares hay escasez. También hay regiones donde hay abundancia y los alimentos se pierden. Pero si el cambio climático sigue incrementando sus efectos, si la población continúa el ritmo de crecimiento que ha tenido hasta ahora y si la destrucción de los bosques, de las fuentes de agua dulce y la contaminación y sobreexplotación de los mares continúa como hasta ahora, es muy probable que la predicción de Malthus se realice a escala global y no sólo en algunas regiones del planeta como ha sido hasta el presente sino a nivel global. La obra de Malthus podría ser considerada racionalista porque fue el resultado de sus apreciaciones intelectuales más que de una comprobación práctica en ese momento. Pero ahora, en el siglo XXI, esas apreciaciones teóricas de Malthus podrían convertirse muy pronto en uno de los hechos más importantes de la realidad mundial.
El otro gran economista clásico es David Ricardo (1772-1823), quien con su amplia obra intelectual también ejercerá una gran influencia en el tiempo. Al contrario de lo planteado por Adam Smith y otros economistas que se preocuparon por conocer el origen y la cantidad de la riqueza de las naciones, David Ricardo consideró que lo más importante es la forma en que se distribuye la riqueza. Su obra principal Principios de Economía Política y Tributación apareció en 1817. Ricardo trata los problemas monetarios de su época, cree que el sistema bancario debe operar bajo un solo banco propiedad del Estado y estudia el valor de la moneda respecto al oro. En oposición a los fisiócratas, quienes le concedían a la agricultura el lugar preeminente en la producción, tesis que era compartida en parte por Adam Smith, Ricardo piensa que la industria debe ser el soporte principal de la economía, porque, en su opinión, Inglaterra podía producir bienes industriales a precios altamente competitivos e importar los productos agrícolas que necesitaba. Enunciaba así la teoría de las ventajas comparativas. Expuso una teoría del valor y la distribución y aceptó la teoría cuantitativa del dinero, la teoría de los rendimientos decrecientes de la tierra de Anne Robert Jacques Turgot y las ideas de Thomas Malthus respecto a la población. Puede decirse que la obra de Ricardo es esencialmente racionalista.
John Mill (1773-1836) con su libro Elementos de Economía Política (1821), Nassau William Senior (1790-1864) y John Stuart Mill (1806-1873), constituyen los economistas clásicos ingleses más destacados después de David Ricardo. De ellos, John Stuart Mill ejerció una influencia de gran importancia con una obra intelectual intensa. En 1848 John Stuart Mill publicó su libro, Principios de Economía Política. Mill creía que la actividad económica privada no debía ser interferida por el Estado sino en casos excepcionales. Una excepción era la educación, para garantizarles a todos los ciudadanos igualdad de oportunidades. Pensaba que los trabajadores podían mejorar su condición a través de la educación y también creía que los trabajadores podían crear empresas, o participar en los beneficios de las empresas. Aceptó las teorías de población de Malthus y aseguró que el control sobre el crecimiento de la población es la única forma de combatir la pobreza. La obra de Mill es racionalista.
En Francia, la Economía Clásica tiene dos importantes exponentes: Jean Baptiste Say (1767-1832) y Federico Bastiat (1810-1850). Jean Baptiste Say publicó su libro Tratado de Economía Política en 1803. Pensaba que la industria era la actividad económica fundamental y su ley de los mercados y la idea de que la oferta crea su propia demanda le dio a conocer para siempre. Se le atribuye a Say el haber hecho la distinción entre empresario y capitalista y haber ampliado los conceptos en relación a la división de los factores de producción en capital, tierra y trabajo. La obra de Say es racionalista. Federico Bastiat era igualmente partidario de la no intervención del Estado en la economía, negó el principio de población de Malthus y era un convencido de que la libertad natural ofrecería bienestar por igual a capitalistas y trabajadores. Bastiat era un racionalista de ideas utópicas. Su obra más importante es Armonías Económicas (1850).
La otra figura gigante de la Economía Clásica es Karl Marx (1818-1883) con su obra cumbre El Capital (1867). Marx, filósofo de extensa obra intelectual, cambia la historia de las ideas económicas. Contradice el Liberalismo Económico y sus conceptos se convirtieron en el sustento del Comunismo y el Socialismo, ideologías que han dominado parte del mundo desde el siglo XIX hasta el presente.
Cierra el ciclo de la Economía Clásica el pensador inglés Alfred Marshall (1842-1924), quien reitera la tendencia racionalista de la economía y trata de crear una disciplina aparte de la política; una disciplina que basada en las matemáticas pudiera ser considerada como una ciencia. Marshall es considerado un neoclásico y el más influyente economista después de los grandes clásicos. Marshall fue profesor de John Maynard Keynes la figura económica más descollante del siglo XX.
8.9 Edad Atómica
Comienza con el descubrimiento de la energía nuclear en los años 30 del siglo XX hasta el presente y comprende cinco momentos estelares:
a) La recuperación económica de Estados Unidos y Europa después de la Segunda Guerra Mundial, b) La Guerra Fría, c) La difusión masiva de la radio y la televisión a partir de la segunda mitad del siglo XX, d) La conquista del espacio exterior, a partir de la década de los años sesenta del siglo XX y e) La revolución de internet desde la década de los 90 del siglo XX.
El sexto momento estelar aún no ha ocurrido pero podría ocurrir en cualquier momento en el futuro cercano y podría ser el descubrimiento de formas de vida extraterrestre. Mi abuela me contaba que cuando ella era una niña las personas decían que en el futuro se crearía un aparato en el cual se podría ver y escuchar a las personas en la distancia; para ellos en su tiempo eso era algo imposible pero años después ese imposible se convirtió en realidad: la televisión. De manera que lo que hoy nos parece imposible podría no serlo en el futuro mediato o lejano.
Desde el punto de vista económico, la Edad Atómica es la continuación del mismo proceso económico de la Edad Contemporánea, es decir, la continuación en el tiempo de los modelos capitalista y comunista/socialista en buena parte del mundo. Como ya se dijo antes, el modelo comunista desapareció en la Unión Soviética y en Europa Oriental a partir de 1989 pero aún subsiste en China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba. El modelo capitalista, con diversos matices, se aplica en el resto del mundo.
Entre 1900 y 1945 el mundo vivió una intensa crisis económica; en 1929 se produjo el gran crack financiero que dio origen a la Gran Depresión de los años treinta. Ese período entre 1900 y 1945 fue un tiempo de restricción para la mayoría de la población, de austeridad, explotado al máximo por el capitalismo financiero y el capitalismo industrial. En ese tiempo se produjeron las dos guerras mundiales, la primera, entre 1914 y 1918 y la segunda, entre 1938 y 1945.
La crisis económica fue uno de los factores determinantes de las dos guerras mundiales, especialmente de la segunda, porque la crisis llevó al poder a dos figuras radicales, Benito Mussolini y Adolfo Hitler; la crisis económica contribuyó también a la explosión de la Guerra Civil en España y al éxito de los sectores militares guerreristas del Japón.
A partir de 1945 ---y después de haber pasado décadas de penuria por el desempleo y la pobreza de la mayoría de la gente--- el mundo estrenó una nueva concepción económica que frenó la crisis: la política creada por el matemático inglés John Maynard Keynes, quien proponía una expansión de la inversión y el gasto público como fórmula para reanimar la economía, incrementar la producción y el empleo. En otras palabras, Keynes proponía aumentar la masa de dinero público y su distribución a través de las obras públicas como fórmula para resolver la crisis. La propuesta de Keynes fue adoptada por el presidente de Estados Unidos, Franklyn D. Roosevelt y el resto de los países de Europa occidental y constituyó todo un éxito, porque permitió recuperar la economía de esos países y acabar el desempleo. La política keynesiana estuvo vigente durante treinta años, entre 1945 y 1975 y ese período de la historia económica es conocido como la Era de Keynes. El produjo una verdadera transformación en el pensamiento y en la práctica económica.
9 Conclusiones
- Las teorías de tres filósofos han determinado en forma práctica la realidad económica del mundo desde el siglo XIX hasta el presente: a) Adam Smith, padre del Liberalismo Económico, filosofía en que se sustenta el Capitalismo, b) Karl Marx, padre del Socialismo científico, filosofía en que se sustenta el Comunismo y el Socialismo y c) John Maynard Keynes, padre de la síntesis dialéctica entre Liberalismo y Socialismo.
Debemos acotar que en la década de los años setenta del siglo XX surgió el Neoliberalismo, auspiciado por Milton Friedman y la Escuela de Chicago, cuyos puntos de vista ejercen desde entonces gran influencia práctica en la realidad económica del mundo; pero no es una idea nueva sino una variación sobre la esencia del Liberalismo Económico, creada para fortalecer el Capitalismo.
- Desde su creación, la economía ha sido una disciplina racionalista esencialmente. La excepción la representaron los tres grandes economistas, Adam Smith, Karl Marx y John Maynard Keynes, quienes emplearon el método intelectualista, es decir, la combinación de teoría y práctica y a ello se debe su permanente y amplia influencia en la realidad económica mundial.
- En la interpretación de las doctrinas de estos tres grandes economistas hay gobernantes que se apegan sólo a los aspectos teóricos de la obra de estos pensadores, que adoptan estrictamente la ortodoxia conceptual y dejan de lado sus consideraciones prácticas. Esto conduce al dogmatismo y a las posiciones radicales en la práctica económica de los gobiernos. Eso es lo que ocurre actualmente en Europa, donde los gobiernos, inspirados en conceptos racionalistas estrictos, han firmado un pacto para reducir el déficit fiscal a un mínimo del 3% del PIB, sin tomar en cuenta los efectos negativos que ello tiene para el bienestar de la población.
- La lógica racionalista extrema dice que el déficit fiscal es malo y los gobiernos actúan en consecuencia. El pensamiento dogmático ortodoxo no considera que el déficit puede ser bueno y no algo malo y, en efecto, el déficit fiscal es signo de que hay un crecimiento de las necesidades de la economía; es, pues, un signo de expansión y por lo tanto algo positivo. Lo correcto entonces es reconocer el déficit, aceptarlo y emitir la cantidad de dinero requerida para superar el déficit. Ese es el camino para el progreso y el bienestar de la población. Lo contrario, la austeridad, es el camino hacia la pobreza y el desempleo.
- El Comunismo desapareció en la antigua Unión Soviética y Europa del Este en los años ochenta del siglo XX porque los líderes soviéticos adoptaron una actitud racionalista extrema y aplicaron inflexiblemente la ortodoxia marxista-leninista.
- El Capitalismo ha sobrevivido hasta ahora porque sus líderes adoptaron una actitud flexible, no ortodoxa en la práctica económica. La política keynesiana es el ejemplo más relevante en ese sentido y lo que salvó al Capitalismo a raíz de la Gran Depresión del los años treinta y en las crisis siguientes.
- Pero el Capitalismo podría desaparecer ahora si los líderes insisten en imponer ideas racionalistas ortodoxas como las medidas de austeridad que actualmente se implementan en Europa, que generan pobreza y desempleo. Las protestas en todos los países del mundo son un signo de ese cambio en gestación.
- David Ricardo, en el siglo XIX, pensaba que las ganancias sólo podían aumentar a costa de los salarios. Bueno, los racionalistas neoliberales de ahora piensan lo mismo y para ello rebajan los sueldos de los trabajadores, las pensiones, el presupuesto para educación y salud pública pero no tocan los presupuestos destinados a la seguridad interior y a la guerra. En los días de febrero de 2012, el jefe de la Organización del Atlántico Norte, NATO, visitó Grecia para pedirle a los jefes políticos de ese país no disminuir el presupuesto de defensa.
- Sólo un cambio en la manera de pensar, un cambio que acepte nuevas ideas, podría mejorar las condiciones de vida de la población mundial y garantizar la supervivencia del Capitalismo.
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