miércoles, 19 de junio de 2013

¿Es la composición atómica de la materia lo que determina el comportamiento económico y social de los grupos humanos?

Índice
  1. Extracto
  2. Hipótesis
  3. La unidad como origen de todo lo existente
  4. ¿Siguen los seres humanos en la vida económica y social la misma conducta del átomo?
  5. ¿Por qué los seres humanos luchan entre sí?
  6. La idea de Leibniz
  7. Conclusión
  1. Extracto
 El trabajo de filósofos y científicos ha sido empleado por políticos y economistas para tratar de explicar  las causas de la conducta económica y social de los grupos humanos. Por ejemplo, Charles Darwin (1809-1882)  estudió la evolución biológica de las especies, pero su teoría de la selección natural fue utilizada para justificar el capitalismo. Carlos Marx (1818-1883) evaluó las causas del conflicto social y lo atribuyó a la lucha de clases y al egoísmo capitalista; la teoría de Marx  sustentó el comunismo y el socialismo, mientras que Herbert Spencer (1820-1903) siguió en la misma línea de Darwin creando su teoría de la supervivencia de los más aptos que sirvió para reforzar la idea capitalista. Pero ninguna de esas interpretaciones teóricas consideró el vínculo entre la conducta humana y el componente esencial de la vida, que es el átomo.  Este hecho nos hace pensar  que sería útil complementar las ideas existentes desde esa perspectiva.

  1. Hipótesis
Los seres humanos están formados por átomos y en su actitud económica y social repiten un comportamiento análogo al de los átomos. Análogo significa en parte igual y en parte diferente.  En los párrafos siguientes explicaremos cuáles son las  bases de esa hipótesis.

  1. La unidad como origen de todo lo existente
Filósofos de la Antigua Grecia plantearon por primera vez el concepto de unidad como causa y efecto de todo lo existente y las llamaron monas o mónadas. En griego mónada significa unidad. Siguiendo esa idea, los filósofos pre-socráticos Leucipo y Demócrito, concibieron y emplearon por primera vez  el concepto de átomo en los siglos V-IV A.C. Los pitagóricos (Siglos VI y V A-c)  ampliaron el estudio  del concepto de unidad y le atribuyeron el origen de los números, de la geometría y de todas las cosas. Platón (424 A.C. -348 A.C.)  y Aristóteles  (384 A.C. -322 A.C.) hablaron también de las mónadas. Siglos después, René Descartes (1596-1650) se interesó en el tema y le siguieron en ese mismo interés Gottfried Leibniz (1646-1716) y Emmanuel Kant (1724-1804). El trabajo de todos estos filósofos encontró en el siglo XX una explicación final con el estudio científico del átomo ya que se comprobó que éste era la menor unidad de materia y  que todo lo existente en el universo está formado por átomos, es decir, que el átomo es la unidad esencial que forma parte de todo.  Ello confirmó que las ideas de los filósofos pre-socráticos, antiguos y modernos respecto a las monadas tenían sentido, ya que en esencia las mónadas eran los mismos átomos tal como los conocemos hoy. Esto demostró, igualmente,  que el  conocimiento está en evolución permanente ya que la idea de las mónadas evolucionó desde la Antigüedad hasta llegar al concepto moderno de átomo del siglo XX.
La idea de unidad como principio y fin de todas las cosas se puede comprobar en las más importantes manifestaciones de la vida: Dios es uno; las diferentes religiones aceptan la existencia de ese Ser Superior al que llaman de diferentes maneras pero en esencia es el mismo.   Todos los elementos que forman la naturaleza están constituidos por átomos, es decir por una unidad esencial.  Espacio y tiempo constituyen una unidad. Hombre y mujer constituyen una unidad que es la raza humana y para confirmar esta idea debemos recordar que las sagradas escrituras dicen que la mujer, Eva,  fue creada de Adán.  Es decir, que Dios, hombre y naturaleza son unidades en apariencia separadas pero en realidad unidas en su esencia por un elemento común integrador que es Dios. Usted podría preguntarse por qué entonces existen la injusticia, la pobreza, los conflictos y la guerra si Dios, hombre y naturaleza conforman una unidad. Pienso que existe una explicación que expondremos seguidamente.

  1. ¿Siguen los seres humanos en la vida económica y social la misma conducta del átomo?
En la vida económica y social se desarrolla un fenómeno análogo al que ocurre en el átomo, en el que existe una fuerza positiva (protones p+), una fuerza negativa (electrones e-) y una fuerza neutra (neutrones n). Esas fuerzas que luchan en el átomo están en constante movimiento con cargas de diferente intensidad y ello produce los cambios que ocurren en la naturaleza. Pues bien, un fenómeno similar sucede en la economía y en la vida social. En las sociedades capitalistas la fuerza positiva son los productores, la fuerza negativa los especuladores y la fuerza neutra  los consumidores, que son manipulados por unos y otros. En las sociedades comunistas la fuerza positiva son los trabajadores, la fuerza negativa, el Estado, que expolia al resto de la sociedad y la fuerza neutra los consumidores que también son víctimas del Estado. En todos los regímenes políticos,  operan las tres fuerzas (positivas, negativas y neutras) y todas actúan sobre la naturaleza sobreexplotando los recursos  y afectando el medio ambiente. Una interpretación mucho más amplia podría hacerse de esta idea.
Reiteramos pues que los seres humanos están formados por átomos, por eso en su conducta económica y social siguen el mismo comportamiento de los átomos. Es un proceso de lucha permanente entre sus componentes. El conflicto es un fenómeno inherente a la propia naturaleza de los seres. Eso explica por qué pensadores como Charles Darwin, Carlos Marx y Herbert Spencer hablaron de la selección natural, la lucha de clases y  la supervivencia de los más aptos. Pero ni Darwin, ni Marx ni Spencer conocieron  las implicaciones del fenómeno atómico como lo conocemos hoy en día; si lo hubiesen conocido tal vez hubiesen vinculado sus teorías al efecto que ejerce la composición atómica de la materia sobre la conducta económica y social de los grupos humanos. Una excepción en este sentido fue el trabajo de la tendencia estructuralista de la psicología científica de principios del siglo XX, cuyo fundador, Wilhelm Wundt (1832-1920), si consideró la influencia del átomo en la conducta humana.

  1. ¿Por qué los seres humanos luchan entre sí?
Los seres humanos luchan entre sí porque reproducen en su vida económica y social la conducta del elemento esencial que los forma, el átomo; es decir, reproducen la conducta del átomo, el cual está en un proceso permanente de transformación. Esto explicaría no sólo el cambio económico y social sino también el cambio biológico. Las células están en un proceso de transformación permanente pero las células son átomos. Por eso la vida no se extingue, la vida es eterna.  La muerte no acaba con el principio esencial de la vida que es el átomo, el cual sigue existiendo más allá de la muerte, porque el átomo es indestructible y da origen a nuevas formas de vida.

  1. La idea de Leibniz
En los siglos XVI y principios del XVII el pensador alemán Gottfried Leibniz, en su estudio sobre las mónadas, que como ya hemos dicho era en esencia el mismo átomo que conocemos hoy en día, explicó que cada mónada (átomo) tiene su propio programa de comportamiento diferente al programa de las otras mónadas, por ello no existen la casualidad ni la causalidad ya que todo lo que sucede en la naturaleza está programado en las mónadas.
En el siglo XX, la física moderna avanzó lo suficiente para comprender más ampliamente el átomo y para desarrollar sus aplicaciones prácticas; algunos usos de la energía atómica han traído un gran progreso a la humanidad pero otros, lamentablemente, como su empleo en armas de destrucción masiva, han colocado al mundo cerca de su destrucción; amenaza que permanece allí, vigente.

  1. Conclusión

Si los seres humanos están formados por átomos y los átomos tienen una conducta determinada, es  lógico pensar que la conducta de los seres humanos está influida o determinada por el comportamiento del principal  elemento que lo integra, es decir, por el comportamiento de los átomos.

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