Los países que tienen problemas financieros por falta de
divisas para atender sus necesidades y con dificultades para acceder al sistema
financiero privado internacional se ven obligados a recurrir al Fondo Monetario
Internacional para obtener recursos.
El Fondo impone un conjunto de condiciones conocidas como
Programas de Ajuste Estructural, cuyo principal objetivo es el ahorro o la
limitación del gasto para supuestamente sanear las economías de los países. Se
considera que el déficit de las finanzas públicas debido gastos improductivos o
sobredimensionados es el principal responsable de la inflación y de la recesión
o estancamiento de la producción y el consumo en las economías y es, por lo
tanto, el gran enemigo a vencer. El objetivo implícito en esa limitación del
gasto es el lograr el equilibrio o superávit entre ingresos y gastos y, en peor
de los casos, alcanzar una tasa moderada de déficit fiscal no superior al 2%
del PIB.
Para derrotar el déficit fiscal se prescriben una serie de
medicinas, entre ellas reducir el gasto público en todo lo que sea
transferencias directas a la población como pensiones, becas, ayudas sociales y
reducir también los servicios públicos de alto costo como los de salud y
educación para lo cual se pasa parte de ellos al sector privado, es decir, se
privatizan parte de los servicios de salud y educación. La mismo se hace
respecto a otros servicios públicos y empresas públicas que no generen
ganancias. El Programa de Ajuste contempla también el supuesto equilibrio del
sector financiero de los países para lo cual imponen tasas de interés
positivas, o sea, superiores al nivel de inflación, la liberalización del
comercio, es decir, de cualquier restricción a las importaciones y
exportaciones, la eliminación de los subsidios y de todo tipo de controles de
precios en la economía.
Los Programas de Ajuste Estructural supuestamente buscan el
bienestar de los países pero en la realidad generan resultados totalmente
opuestos: devaluación de las monedas, menos producción, menos consumo, más
desempleo, inflación, más pobreza en los sectores más débiles de la población
que reciben menos pensiones, menos salud, menos educación y el encarecimiento
del crédito debido al aumento de las tasas de interés, entre otros graves
problemas.
España, Italia, Portugal y Grecia han sido los países de
Europa en los que se han aplicado programas de ajuste en los últimos años. En
los años 90 del siglo 20 se desarrollaron esos programas en la América Latina y
como consecuencia de ello surgieron gobiernos de extrema izquierda en 10 países
del Continente: Argentina con Kirchner, Brasil con Lula, Bolivia con Morales,
Ecuador con Correa, Paraguay, Uruguay, Honduras, El Salvador y Venezuela con
Chávez y se fortaleció la izquierda en México ganando López Obrador en México
este año 2018.
El gran reto para el Fondo Monetario Internacional es
construir un nuevo Programa de Ajuste Estructural que sea verdaderamente útil a
los países y permita el equilibrio financiero mundial.
IMF-Supported Programs
No hay comentarios:
Publicar un comentario