Junio 2021 y a esta fecha Venezuela prácticamente ha perdido la que hasta ahora había sido su principal fuente de ingreso de divisas: el petróleo, debido a la reducción de su producción y las compras de sus principales clientes. Este hecho abre al país una nueva realidad, dura, difícil de manejar porque a corto plazo no hay una posibilidad diferente de ingresos que compense lo perdido.
Venezuela, debe, pues, agónicamente, encontrar a mediano plazo otros ingresos de divisas distintas al petróleo para sobrevivir. Las industrias básicas de Guayana, productoras de hierro, acero, aluminio y electricidad, que podrían ser una fuente alterna de ingresos, lamentablemente están quebradas y sin posibilidades de recuperación a corto plazo. La agricultura, que sería otra fuente posible de renta, está postrada, prácticamente destruida y requeriría de un tiempo e inversiones importantes para su recuperación. Venezuela tampoco tiene capacidad industrial ni tecnológica en el campo de la informática que es hoy otra de las grandes áreas generadoras de riqueza en el mundo.
Pero Venezuela sí tiene un gran potencial turístico porque posee bellas playas, selva, llanos y montañas con nieve. Todo en aproximadamente 1 millón de kilómetros cuadrados. Pero lo que no tiene es cultura turística ni conciencia de la importancia del turismo para cada uno de los ciudadanos y para el país en su conjunto.
Lo primero que hay que hacer, pues, es crear esa conciencia. Comprender que el petróleo ya no es la única alcancía de donde saldrá el dinero necesario para todo y que el turismo puede ser una manera muy importante para el país sobrevivir.
Para alcanzar esos objetivos se requiere: a) conciencia de los gobernantes b) conciencia de los empresarios de turismo y c) un Gran Programa de Información que haga partícipe a la población en el objetivo de fomentar y proteger el turismo. Se trata, pues, de elaborar un Gran Plan de Turismo que tenga como objetivos centrales la participación y ayuda de la población mediante la educación para el turismo, el mejoramiento de la infraestructura y, lo más importante de todo, la seguridad total, absoluta de los turistas, porque nadie va a ir a un país donde sea víctima de delitos o donde se practique la especulación en contra del turista.
En el turismo Venezuela tiene, pues, la posibilidad de encontrar parte del ingreso perdido en el petróleo y, en consecuencia, una fuente de riqueza, empleo y bienestar. Queda en manos de los venezolanos comprometidos con su propio progreso personal y con el progreso del país la posibilidad de lograrlo.
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