Si no se arregla la situación monetaria no se pueden solucionar las otras dificultades económicas y sociales.
Qué es lo más importante
Cuáles
son las prioridades es lo primero que debe plantearse un político o quien
pretenda dirigir un país. Digo esto porque he leído con asombro cómo algunos profesionales
y aspirantes a cargos públicos abordan la actual situación de Venezuela. Hablan
como si el país estuviera pasando por una de esas crisis comunes, cíclicas, que
ocurren en las naciones cada cierto tiempo y, en consecuencia, proponen las
recetas tradicionales para curar ese tipo de crisis. No se dan cuenta o ignoran
adrede que lo que ocurre en Venezuela es algo absolutamente extraordinario,
comparable sólo a los casos extremos de Alemania en los años 20 y 30 y a algunas
naciones de América Latina en los 80 y 90. En efecto, la devaluación de la
moneda venezolana es algo insólito: pasó de 4,30 bolívares por dólar en el año
1983 a 6,30 bolívares a la tasa controlada de ahora en el año 2015, que
equivalen a 6300 bolívares de los viejos,
porque en el año 2008 se le quitaron tres ceros a la moneda; pero equivalen
también a 200.000 bolívares por dólar a la tasa Simadi y ni hablar de la tasa
especulativa de casi 700.000 bolívares por dólar, pensando siempre a precios de
la divisa antes del año 2008, pero que es la verdadera realidad, porque hoy un
dólar representa, según sea el caso, 6300, 200 mil 0 700 mil bolívares de los
viejos.
Camino a la hiperinflación
La
tragedia es que una buena parte de los bienes y servicios que se transan en el
país se venden a la tasa especulativa, pero los salarios no se pagan a esa tasa
sino a la tasa controlada de 6,30 que en la realidad prácticamente no existe; cierto es que algunos productos básicos como
alimentos y medicinas aún se venden al precio de la divisa regulada a 6,30 pero
esos productos cada día son más escasos y a ello se deben las grandes colas que
podemos observar en supermercados y farmacias. El mercado institucional, en
forma natural, ha establecido una tasa de 100 bolívares por dólar, como puede
apreciarse en el precio de algunos artículos como el Big Mac que se vende en
aproximadamente 485 bolívares, el kilo de carne que se vende también a
alrededor de 1000 bolívares, el kilo de pollo que se vende por el orden de los
800 bolívares y el kilo de queso blanco que se vende a 800 bolívares
aproximadamente. Si usted divide esos precios entre 100 bolívares que sería la
tasa de cambio aproximada, encontraría que ese es también, más o menos, el
precio internacional de esos productos, aplicando, claro está, el principio de
la Paridad del Poder Adquisitivo de las monedas. Hay otros bienes que se
cotizan a la tasa especulativa máxima, como los inmuebles, los electrodomésticos,
los carros usados y hasta los zapatos y la ropa importada, creando un caos
económico total, porque no hay referencias estables de precios.
Resolver el problema monetario debe ser lo primero
Venezuela
tiene un grave problema de producción y abastecimiento, ya que todos los bienes agrícolas, industriales y la
mayoría de los servicios han disminuido su producción intensamente. Tiene,
además, un serio problema financiero debido a la disminución del precio del
petróleo y al peso que representa la deuda externa. Todos esos problemas deben
ser abordados simultáneamente. Pero el problema principal, el que determina
todos los demás problemas, es la cuestión monetaria, la relación del bolívar
con el dólar. Si no se resuelve el problema monetario primero, no se podrían
resolver ninguno de los otros graves problemas económicos del país. Lo primero
es lo primero. De la misma manera que la semana comienza por el lunes y no por
el miércoles.
Cometen,
pues, un error quienes, sin sentido de las prioridades, abordan la situación
venezolana actual como si fuese una crisis más, una de las crisis tradicionales
que se resolvería con las medidas tradicionales que dice el manual, las mismas
medidas que le aplican hoy a países como Grecia, España, Italia y Portugal que,
por cierto, en vez de encontrar soluciones a sus dificultades económicas y
sociales las han agravado todas. Por lo tanto es necesario advertir que la
solución para Venezuela no está en la aplicación de un programa económico de
ajuste ortodoxo, neoliberal.
Una solución autóctona
Hay
que construir una solución para Venezuela, adaptada a la necesidad de
Venezuela. Pienso que la prioridad es el problema monetario y, junto a él, el
problema del abastecimiento. El problema monetario comprende tres aspectos
esenciales: a) la relación con el dólar, b) los precios en su conjunto y c) los
salarios en su conjunto. Para atender el primer aspecto, la relación con el
dólar, he planteado la creación de una nueva moneda, el Bolívar Oro, a la par
del dólar. Todo lo demás viene después. Por ejemplo, hay que corregir el modelo
de producción agrícola e industrial para hacerlo más eficiente y menos
dependiente de la tecnología e insumos foráneos. Ese es uno de los mayores
retos futuros a la capacidad creativa de los venezolanos. Hay que establecer
límites y detener el endeudamiento externo. En fin, establecer las prioridades,
ya que de lo contrario se estaría incurriendo de nuevo en el gran error que ha
caracterizado a la política venezolana: la improvisación y la falta de una
concepción de política económica y social de largo plazo para atender los
intereses superiores del país.
A
continuación presento los enlaces a algunos ensayos en los que se plantea la
situación global y la de Venezuela en particular:
Por
qué es necesario construir un nuevo modelo político y económico
Cuando
los países entran en hiperinflación la única solución es crear una nueva moneda
o dolarizar
100 bolívares por dólar
sería la tasa de cambio si se aplica en Venezuela el Índice Big Mac
20
ensayos sobre la crisis de la economía venezolana y su solución
La
historia del libro Apreciación Crítica de la Política Monetaria, El Bolívar Oro
Una
solución al problema económico es crear el Bolívar Oro y permitir el libre uso
del dólar como moneda alterna
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