lunes, 21 de enero de 2013

¿Obtendría Venezuela alguna ventaja de la devaluación de su moneda?


La crisis económica con sus peores efectos de escasez de alimentos y otros productos básicos, de inflación y especulación sin control ocurre simultáneamente a la crisis política, por eso una y otra deben considerarse conjuntamente y no en forma separada. Lo político no está desvinculado de lo económico y si no se atiende esto último podrían producirse serias repercusiones sociales.

  1. Origen del planteamiento
La expectativa de devaluación de la moneda ha sido alimentada ex profeso por algunos expertos desde el pasado año 2012 para satisfacer intereses personales o de grupos económicos nacionales e internacionales, haciéndole un inmenso daño al país, ya que los especuladores utilizan el argumento de la devaluación para justificar el aumento de precios en la economía. El gobierno ha guardado silencio y hasta ahora no ha dicho qué decidirá en materia cambiaria. Pero la amenaza de devaluación está allí, presente.
Por las razones antes expresadas he considerado un deber exponer un concepto diferente que, por lo demás, tiene una sólida base racional y lógica; lo explico:
Ante el evidente deterioro de la capacidad de compra del bolívar fuerte, se debe crear una nueva moneda sólida, a la par del dólar, el bolívar oro, respaldado por dos riquezas de Venezuela que tienen un valor irrefutable: el petróleo, que se transa en dólares y el oro, que también se transa en dólares y que constituyen ambos –el dólar y el oro- los instrumentos de reserva monetaria aceptados universalmente hasta ahora.
Para dar respuesta a algunas observaciones, debo decir que la economía venezolana, por su condición de país petrolero importante, no puede ser comparada con Argentina que, a pesar de formar parte de las primeras economías del mundo, tiene condiciones diferentes a las de Venezuela. Los países petroleros, en general, por su alto ingreso de divisas, son considerados separadamente, de manera especial en todas las instancias internacionales y así incluso lo reflejan las estadísticas internacionales.
No se puede comparar, pues, la Argentina de Domingo Cavallo con Venezuela; Argentina sufría una hiperinflación que, Cavallo, sin embargo, logró controlar, lo que no habían hecho ninguno de sus antecesores.  Venezuela no debe copiar modelos de otros países para desarrollarlos mecánicamente aquí  porque es un país distinto y tiene que encontrar sus propias soluciones. La aplicación de modelos foráneos fue lo que pasó a partir de 1989 con la imposición de las políticas del Fondo Monetario Internacional cuyas consecuencias todos conocemos y sufrimos. La creación del bolívar oro es, pues, una solución diferente por las condiciones especiales de Venezuela como país petrolero.

  1. El bolívar oro tendría el mayor respaldo
Venezuela es una nación en la que no debería haber pobreza, porque es un país al que la naturaleza le ha otorgado los recursos naturales más útiles y valorados en el mundo: agua abundante, tierras propicias para la agricultura, minerales de gran valor como el oro y la fuente energética más importante que existe en la humanidad, el petróleo, como puede apreciarse en el siguiente cuadro.
  1.  ¿Qué significan estas cifras?
Bueno, simplemente que Venezuela tiene las más grandes reservas de petróleo del mundo, mayores, incluso, que las de Arabia Saudita.
Cada barril de petróleo tiene un valor promedio de 100 dólares de los Estados Unidos; en consecuencia, podemos calcular que las reservas petroleras venezolanas representan 297.571.000.000 x 100 = 29757100000000 U.S. $.
A ello hay que agregar el valor de las reservas de oro: a) las existentes como reservas internacionales y b) las que existen en el subsuelo venezolano.

  1. ¿Por qué estas cifras son importantes?
La respuesta es muy simple: porque después de la Segunda Guerra Mundial, los países acordaron en Breton Woods que el respaldo de las monedas se efectuaría en dólares de los Estados Unidos de América. Es por esa razón que desde entonces los bancos centrales de los países mantienen sus reservas principalmente en U.S. dólares y complementariamente en oro. Venezuela tiene, pues, abundancia de uno y otro recurso, en términos reales y potenciales, en consecuencia, es un país en condiciones privilegiadas para negociar internacionalmente y con capacidad suficiente para crear una moneda fuerte a la par del dólar.

  1. ¿Obtendría Venezuela alguna ventaja de la devaluación?
Esa es la pregunta clave. Los promotores de la devaluación dicen que ésta es inevitable por cuatro razones: a) el alto tipo de cambio en el mercado informal d) el bajo nivel de reservas operativas del Banco Central c) el alto nivel de importaciones y c) el déficit de las finanzas públicas. Pues bien, ninguna de esas situaciones son corregidas por una devaluación sino que, por el contrario, la devaluación provocaría un efecto contrario en las cuatro variables antes mencionadas. No se resolvería el alto tipo de cambio en el mercado informal, tampoco aumentaría el nivel de reservas líquidas, las importaciones no disminuirían y el déficit de las finanzas públicas más bien aumentaría, porque los trabajadores del sector público exigirían mayores ingresos y todos los bienes y servicios que el Estado compra aumentarían también de precio.

  1. Escasez y devaluación
Tampoco es cierto que si no se devalúa la moneda la escasez de bienes aumentará. Ocurrirá todo lo contrario, es decir, si se devalúa los empresarios necesitarán más bolívares para importar y/o pagar internamente el precio de los bienes que compran y ello más bien acentuará la escasez.  Los economistas que dicen lo contrario viven en el mundo al revés, en el mundo del absurdo.

  1.  No a la devaluación
El argumento de que las monedas devaluadas son las que compiten mejor internacionalmente no es cierto. El mundo compra según su necesidad y no sólo en base al precio más bajo. Si el precio fuese lo único determinante de la demanda en el mercado entonces la demanda de petróleo hubiese caído violentamente a partir del momento en que sus precios se elevaron en 1974 hasta ahora pero no es así; el petróleo se vende a cualquier alto precio porque el mercado lo necesita. Lo mismo ocurre con ciertos alimentos y otros productos industriales que se venden a cualquier alto precio porque simplemente el mercado no tiene otra opción sino comprarlos no importa su valor. Esa es la verdad.
De manera que quienes defienden la devaluación de las monedas como fórmula para competir en los mercados no tienen razón en toda su argumentación. La devaluación es la tesis preferida de los débiles en el mercado, no de los fuertes, quienes siempre pueden vender sus productos aún a los más altos precios.

5. Conclusiones
- El gobierno debe aprender a resolver sus necesidades financieras sin apelar a la devaluación de la moneda, ya que existen otras formas de financiar el gasto público. El concepto de dinero inorgánico que emplean algunos expertos para criticar la emisión de dinero es una mentira. Asegurar que existe dinero inorgánico supone, por lógica simple, que existe su opuesto, el dinero orgánico y esto es absurdo e ilógico, (compruébelo usted leyendo el concepto de inorgánico en el diccionario de la Real Academia).  Ahora bien, si por inorgánico los expertos quieren decir que determinado dinero no tiene respaldo verdadero, entonces todo el dinero que circula en el mundo es inorgánico porque no tiene valor intrínseco ni respaldo real; esto incluye la moneda patrón, el dólar, cuyo único respaldo es la confianza de los actores económicos que lo aceptan como medio internacional de pago, más nada.
- Los empresarios deben aprender a competir internacionalmente y a no pretender sacrificar al país devaluando la moneda para hacer competitivos sus productos en los mercados internacionales.
- Una moneda fuerte, a la par del dólar, no dispararía las importaciones; para eso está el Estado, para racionalizar las importaciones y no permitir que se desboquen.
- Tampoco tiene por qué afectarse la cuenta de capital, las reservas internacionales, porque se pueden establecer formulas para impedir la compra especulativa de divisas.
- Una nueva moneda fuerte es el primer paso para el desarrollo de una efectiva política de combate a la inflación y a la especulación.
- La solución al problema monetario y cambiario es clave para resolver los problemas de Venezuela; un país con tantos recursos no debería tener pobreza.
- El respaldo de la nueva moneda, el bolívar oro, a la par del dólar, es la inmensa riqueza petrolera de Venezuela que se transa en dólares y su inmensa riqueza aurífera que también se transa en dólares y que constituyen los instrumentos de reserva internacionalmente aceptados hasta ahora.
- La devaluación de la moneda no generaría ningún beneficio a Venezuela sino todo lo contrario: provocaría más inflación, más especulación y tampoco resolvería los problemas económicos básicos: la insuficiencia de reservas líquidas, la escasez de bienes de consumo, el aumento de las importaciones ni el déficit fiscal.

miércoles, 2 de enero de 2013

Venezuela debe crear una nueva moneda a la par del dólar, el bolívar oro


La solución para el problema económico de Venezuela pasa por la creación de una nueva moneda, el bolívar oro, a la par del dólar, es decir, por cada bolívar un dólar; revaluar en vez de devaluar.
Esa nueva moneda debe sustentarse en el incremento de las reservas en dólares y en oro porque Venezuela tiene reservas reales y potenciales de ambos.
El bolívar fuerte ha perdido su capacidad adquisitiva en estos dos años y por eso la salida es crear una nueva moneda, combatir la inflación y la especulación e incentivar la producción nacional.
Quienes plantean la devaluación oficial de la moneda le hacen un inmenso daño al país. No se puede negar que existe una realidad en la que la cotización del dólar está alcanzando niveles insólitos, pero la solución no es devaluar el ya devaluado bolívar fuerte.
No existen razones para devaluar porque la emisión de dinero es un acto de soberanía de los estados. Ningún país ni ningún organismo internacional pueden prohibir a Venezuela ni  a ningún otro país emitir su propio dinero. De manera que para satisfacer las necesidades internas del país, el estado puede emitir todo el dinero que necesita sin limitaciones. Cuando usted va a pagar una obra pública o el salario de los trabajadores lo hace en bolívares, no lo hace en dólares;  en consecuencia, no necesita dólares para realizar estos pagos. Usted necesita dólares sólo cuando va a comprar algo en el exterior. Eso es otra cosa. Si usted no tiene los dólares la situación cambia y tiene dos alternativas: producir más dólares o pedirlos prestados a un banco extranjero.
Venezuela produce muchos dólares porque vende un producto de alta demanda internacional: el petróleo; de manera que sólo tiene que administrar debidamente ese ingreso en dólares y endeudarse lo menos posible. El problema es cómo se reparten esos dólares en la economía: el estado debe garantizar dólares sólo para actividades esenciales propias del estado. El estado no tiene por qué darles dólares a los particulares. Este servicio debe ser prestado por la banca privada. Es decir, se debe permitir a la banca vender libremente dólares en el mercado, pero la cotización oficial debe ser a un bolívar por dólar. Países con economías menos fuertes que Venezuela lo han logrado y mantienen la inflación bajo control.
El otro aspecto vital es incentivar la producción nacional para depender lo menos posible de las importaciones; esto es perfectamente posible y se traduciría en un gran ahorro de divisas.
Pero faltaría algo esencial: controlar la inflación y la especulación. Esto también es posible a través de una política de concertación con el sector privado de la economía pero también de control estricto sobre los precios de los bienes y servicios y las tasas de interés.
Algunos expertos plantean la devaluación de buena fe porque piensan que no hay otra salida. Creen que esta es la única forma que tiene el estado para financiar sus nuevas necesidades de dinero. Pero otros lo hacen para satisfacer ambiciones personales o de grupo, porque de esa manera incrementan su fortuna en bolívares. Pero esto, al final, es un engaño, porque ciertamente incrementan en una primera etapa su fortuna pero a mediano y largo plazo todo lo que ganan lo pierden porque la inflación también los afecta a ellos.
La historia deberá registrar que la mayor tragedia de este período de transición social no fue el clamor estridente de los malos individuos sino el vergonzoso silencio de los buenos”. MARTIN LUTHER KING.