miércoles, 9 de abril de 2014

La absurda relación entre el precio del oro y el precio del petróleo, un reto para la teoría del valor

Al día de hoy, la onza de oro se cotiza a $ 1.300 mientras que el precio promedio del barril de petróleo de la OPEP se valora en $ 102,98.
Una onza de oro representa 28,3 gramos. Eso significa que un gramo de oro vale $ 45.93  (1.300/28,3 = $45,93). Como el barril de petróleo vale $ 102,98, eso implica que el precio de un barril de petróleo equivale al precio de 2,24 gramos de oro (102,98/45,93 = 2,24 gramos de oro).
¿Cómo se explica esto?
¿Cómo pueden 2,24 gramos de oro tener el mismo valor monetario que un barril de petróleo que equivale a 159 litros?
¿Cuántos productos y cuanto valor se pueden obtener de 2,24 gramos de oro?
¿Cuántos productos y cuanto valor se pueden obtener de un barril de petróleo, o sea, de 159 litros de petróleo?
Las respuestas son obvias y ello pone en evidencia la necesidad de replantear criterios para una verdadera evaluación de la realidad económica.
La utilidad de las cosas es lo que verdaderamente importa.
El oro no tiene un valor intrínseco, un valor de uso imprescindible como si lo tiene el agua, los alimentos y el petróleo. El principal uso del oro es el que le asigna el sistema monetario internacional como instrumento de reserva de valor; es, pues, sólo un valor creado por el hombre que perfectamente podría sustituirlo por otro elemento de valor.
El mundo puede vivir sin oro pero no puede subsistir sin agua, sin alimentos ni petróleo.
Esto confirma dos cosas: que el oro es un bien superfluo y que puede prescindirse de él y que los recursos naturales como el agua, los alimentos y el petróleo son la  verdadera riqueza.
Agua y petróleo son cada día más escasos. La agresión ecológica al planeta reduce progresivamente la disponibilidad de uno y otro. El crecimiento incontrolado de la población agudiza el problema. La alimentación de la población mundial será el mayor problema a mediano y largo plazo. Se requiere, pues, revisar conceptos y políticas globales para garantizar la vida de las futuras generaciones.

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